La iglesia deja de serlo cuando no se enseña la Palabra de Dios (la Biblia). Ella es nuestra norma de fe y conducta y autoridad final. La iglesia se administra, guía y enseña de acuerdo a lo que ella dice y pide. Conocemos a Dios, al Hijo y al Espíritu Santo cuando leemos la palabra y nos damos cuenta del propósito divino para la humanidad. Ella es nuestra luz en el camino (Salmo 119:105).
Recordando la palabra hablándola (v. 43, 46, No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad…Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré. Hablar la palabra de Dios es una ordenanza para la iglesia (Marcos 16:15, Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura). Nadie queda excluido. ¿Estamos comunicando el evangelio? Somos responsables de hacerlo. Romanos 10:14 dice, ¿Cómo, pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? Sirva lo anterior de reflexión de aprovechar bien el tiempo y hablar la palabra a todo aquel que lo necesite.
Buscando la palabra (v. 45, Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos). Libertad no es hacer lo que queremos sino mas bien lo que Dios nos pide por medio de su palabra. La palabra da dirección (Salmo 119:105, Lámpara es a mis píes tu palabra, y lumbrera a mi camino). En un mundo lleno de tinieblas espirituales, la palabra de Dios guía, da sabiduría para tomar las mejores decisiones. Prov. 2 da una lista de situaciones donde necesitamos sabiduría. Nos da entendimiento (v. 5). Da dirección (v. 9, Entenderás…todo buen camino). Da protección contra el mal (v. 11-12, La discreción te guardará…para librarte del mal camino). Nos aleja del pecado y tentaciones (v. 16, Serás librado de la mujer extraña). En una sociedad sumamente sensual donde no hay límites para la vida moral, el hijo de Dios debe marcar la diferencia.
Cantándola (v. 54, Cánticos fueron para mi tus estatutos). Adorar es inclinarse, rendir homenaje. Es darle a Dios el reconocimiento debido a su dignidad y afirmamos su valor supremo. Al venir al templo, debemos venir mentalizados para darle a Dios nuestros cantos, nuestras ofrendas, nuestro reconocimiento por lo que es él. Salmo 100:4 dice, Entrad por sus puertas con acción de gracias. Debe ser un estilo de vida siguiendo las recomendaciones bíblicas. Juan 4:24, Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren. Involucremos todo nuestro ser y sigamos las instrucciones bíblicos de cómo hacerlo. Apoc. 4;10-11, 5:13 describen que hemos sido salvos para adorar al Señor por la eternidad. Sea la palabra siempre nuestra norma de conducta de fe y conducta. Es nuestra autoridad final. Dios les bendiga iglesia.